PRESENCIA-CONSCIENCIA
Un mundo habitado por sabios humildes Entonabas aquella canción, ahora lo he podido ver. Decías cosas que yo no podía comprender, había en mi un velo de resistencia y querer, a tus cartas no podía responder, desbordada, no lo podía contener. Por aquel entonces padecía de miedo y huía, era demasiado grande. Reír, en aquellos días alegres de juventud que creíamos eterna, llenos de deseos, de esperados encuentros de tristes despedidas en las que se acunaba en mí un amargo silencio, la lejanía nos volvía a separar. Días que devorábamos, parecía que nos faltasen segundos para mantener la luminaria chispa que prendía entre nosotros. Nos fundíamos en los soleados y cálidos días de verano, joviales subíamos sus peldaños hasta que alcanzábamos la noche prendida de aromas a frutales, y campo. Y todo perdura en el tiempo aquel en el que derrochábamos amor y vida, lo creía olvidado ya dormía en un profundo sueño. Se ha despertado ha vuelto...